Longitud: 15’7 Km.
Dificultad: Baja.
T. M.: Herencia-Herencia.
Cartografía: Hojas Nº 713 y 738.
Iniciamos esta ruta en la carretera que une Herencia con Puerto Lápice, concretamente en la ermita de la Labradora, construcción realizada en 1760 y que en la actualidad cuenta con un atrio frontal sobre columnas de piedra arenisca. Un conjunto de antiguas pinturas murales que representan a unos pequeños ángeles portadores de las letanías de la Virgen, decoran su cúpula interior, en el cual también se puede admirar multitud de imágenes como por ejemplo el Cristo de Medinaceli, la Virgen de la Amargura o la Virgen de la Asunción, conocida aquí como “La Labradora”, y a cuya advocación está dedicado este templo.
Desde este punto tomamos la Avda. La Labradora dirección Puerto Lápice, llevándonos nuestros pasos hasta un abrevadero de caballos realizado en la ruta del Quijote que tiene en este punto uno de sus accesos a esta localidad cervantina. Siguiendo nuestro camino, pocos metros después accederemos a un paseo flanqueado por tinajas de barro, erigidas aquí no con la función que tuvieran antaño como lugar de almacenamiento y conservación de todo tipo de líquidos, sino como “esculturas del recuerdo” de esa función y de ese pasado tan reciente, pero tan rápidamente olvidado en el cual eran una pieza fundamental en la vida cotidiana manchega. Este paseo nos conduce a un pequeño paraje denominado “El Sepulcrillo”, debido a la existencia en este punto de una pequeña construcción de religiosidad popular en la cual se encuentran pequeñas imágenes de Cristo Yacente y la Virgen de los Dolores. Además, en este paraje, existe una fuente pública, construcción moderna que imita a los antiguos caños municipales que servían para el abastecimiento de agua a los habitantes de esta localidad.
Llegados a este punto, 800 m. de nuestro recorrido, tomaremos un camino asfaltado denominado camino de la Casa de don Vicente, más conocido de forma popular en este su primer tramo como el Camino de los Pozos del Agua. A nuestro encuentro saldrá pronto una antigua edificación de gran tamaño realizada en adobe, y que antaño fuera una de las cooperativas vitivinícolas más importantes de la población.
Ya en el kilómetro 4 de nuestra ruta nos encontramos una bifurcación a partir de la cual abandonaremos el camino asfaltado para tomar el camino que sale a nuestra derecha y que continua denominándose como camino de la Casa de don Vicente. El paisaje empieza a variar en este lugar, estando el camino flanqueado por campos de olivo que encuentran en las faldas de esta sierra su abrigo natural.
A partir de este punto el camino comienza a elevarse suavemente ya que nos adentramos en la denominada Sierra de Herencia, uno de los parajes más bellos de todo el término herenciano. Un ecosistema de gran riqueza vegetal y animal. Entramos pues en un paraje en el cual domina la vegetación de monte mediterráneo con retamas, coscojas, encinares, etc., a todo lo cual se le ha de unir el romero, la jara, el enebro, la cornicabra y el tomillo.
En el transcurso de nuestra ruta pasaremos al lado de un paraje denominado “Los Pilancones”, pequeña elevación de más de 720 m. de altitud la cual recibe su nombre de las cavidades existentes en la roca y que en los años de lluvia se llenan de agua como si fuera pilones.
Continuamos la ruta sin abandonar el camino hasta el kilómetro 7’8 donde realizaremos un cambio de dirección para tomar el camino de la Pedriza, camino de mayor envergadura y mejor acondicionado que el que dejamos atrás.
Ya en el km. 8’2 una molineta nos señala la existencia de un pequeño sendero que a nuestra derecha sube hasta uno de los picos más emblemáticos de toda la geografía comarcal, el Navajo, que con sus 881 m. de altitud es uno de los picos más altos de la comarca. Es pues un inmejorable lugar para apreciar la inmensidad y grandeza de la llanura manchega. A todo esto, se le unen otra serie de elementos que hacen de este pico uno de los puntos de mayor interés de Herencia, como son la existencia de restos arqueológicos del Bronce, o la formación en época de lluvias de una gran laguna natural que dota a este paraje de una belleza sin igual.
Siguiendo nuestro recorrido llegamos a otro de los parajes más emblemáticos de la localidad, “La Pedriza”, también conocido como “Los Pozos del Agua”, por existir aquí un importante pozo de agua del cual se abastecían en el pasado a los habitantes de Herencia, y que en la actualidad sigue usándose debido a la calidad de sus aguas. Es además, un punto de encuentro para todos los herencianos y herencianas, así como para gentes de toda la comarca, que se reúnen aquí con motivo de las romerías celebradas durante el mes de mayo en honor a San Isidro y la Virgen de la Cabeza que cuentan en este paraje con sus respectivas ermitas. A todo lo anterior se le ha de unir el Aula de la Naturaleza, y un antiguo depósito de agua conocido popularmente como “La Copa” y que con el tiempo ha llegado a convertirse en una de las señas de identidad de Herencia.
Dejando atrás tan idílico paraje continuamos nuestra ruta tomando, para no abandonarlo ya hasta el final de nuestro recorrido, el popularmente conocido como camino de la Pedriza que une este paraje con Herencia, pero que en realidad está formado por la unión de diferentes tramos del carril Alto del Pantasmillo, del carril del Palomarejo y del Carril del Frontón.
El paisaje en este tramo final cambia totalmente con respecto a su precedente, encontrándonos rodeados de campo de labor entre los cuales se observan pequeños cuartos blanqueados de cal y que en muchos casos todavía conservan las antiguas norias repletas de canjilones para extraer el agua.
Concluimos nuestro paseo, tras haber recorrido 15’7 km., en una de las entradas a Herencia, concretamente junto a la ermita de San Antón, construcción levantada tras la guerra civil como sustituta de la ermita de Santa Lucía construida en el año 1754.