Ruta de los molinos

Longitud: 11’3 Km.

Dificultad: Media-baja.

T. M.: Herencia-Herencia.Cartografía: Hoja Nº 713.

Comprende esta ruta un sendero vigilado constantemente por nuestros eternos gigantes “los molinos”. Como punto de partida y constante referente de nuestra geografía urbana tomamos la ermita del Santísimo Cristo de la Misericordia, construida en 1761 junto a la hoy desaparecida ermita de Santa Ana. De grandes dimensiones y de traza monumental merced a la gran devoción de sus vecinos y a las diversas reformas que ha sufrido, alberga en su interior la más antigua de cuantas imágenes se veneran en los diferentes santuarios de la villa de Herencia, siendo donada por el Hermano Diego de S. Pablo en 1677 para ser colocada en la parroquia, pero que desde mediados del siglo XVII es venerada en esta ermita, en la cual también se puede admirar entre otras una imagen de Santiago Apóstol a caballo e incluso un pequeño museo de arte religioso.

Base de antiguo molino hecho de piedra

Desde este emblemático lugar, dirigimos nuestros pasos por la calle Santo Sepulcro, para 400 m. más tarde continuar nuestra ruta por un camino de tierra que nos conducirá hasta la ermita de San Cristóbal, una de las más antiguas de la población, edificada fuera de la misma, sobre el cerro de su mismo nombre. Además, dicho recorrido estará flanqueado por una serie de cruces realizadas en forja y que simbolizan el camino que Cristo tuvo que recorrer hacia el Calvario.

Ermita de San Cristóbal

En el primer kilómetro de nuestra ruta, un pequeño sendero surgirá a nuestra derecha, iniciando así el ascenso hacia una pequeña edificación denominada “el Sepulcrillo”, meta que alcanzaremos en el km. 1’4 de nuestra ruta y que indicará el fin del vía crucis anteriormente mencionado.

Tras haber recorrido 1’7 kilómetros realizaremos un cambio de dirección girando a nuestra izquierda para iniciar un pequeño pero pronunciado ascenso que nos permitirá coronar la cima del primero de los cerros que encontraremos en nuestro camino. Desde aquí tendremos la oportunidad de apreciar dos de los elementos identificadores de esta comarca, la inmensidad de sus llanuras y los restos de un molino, antiguamente conocido como “El Ama”, y gracias al cual podremos distinguir la técnica y materiales utilizados para la construcción de estos gigantes quijotescos.

Continuamos la ruta con un leve descenso, para iniciar de nuevo la ascensión, con algún que otro repecho pronunciado, al segundo de los cerros en el cual volveremos a encontrar restos de otro molino, de nuevo con nombre quijotesco, “La Sobrina”,  junto al cual descansan dos antiguas piedras pertenecientes a la maquinaria del molino y gracias a la cual se molía el trigo.

Continua nuestra ruta hacia “Dulcinea”, el último de los molinos que coronan esta Sierra de San Cristóbal y desde el cual tendremos una perfecta oportunidad de apreciar la más bella de todas las estampas manchegas, sus inmensas llanuras rodeando estos pequeños cerros de Herencia, y bañadas por el sol del atardecer.

Nos encontramos en el km. 2’7 y es el momento de iniciar el descenso por un pequeño sendero, más pronunciado que en los casos anteriores, que nos conducirá, después de unos 400 m. hasta el comienzo del cerro conocido como El Picazuelo en cuyas laderas se ha encontrado, aunque de forma escasa, material arqueológico característico del Bronce.

En este punto comenzamos el regreso a Herencia por el carril de nuestra derecha, alcanzando la población tras haber recorrido un total 4’7 kilómetros. No obstante nuestra ruta de los molinos continua, poniendo rumbo hacia la Sierra de la Horca en cuyos cerros se levantan  cuatro poderosos molinos: “Maritornes”, “La Dueña Dolorida”, “La Duquesa” y “Teresa Panza”, restaurados exteriormente en 2003. Para ello, tomaremos la Ronda de Mirasierra que recorreremos es su totalidad hecho lo cual giraremos a nuestra izquierda para tomar la calle Santo Sepulcro que nos conducirá hasta la Plaza del Cristo. Desde este punto continuaremos nuestro caminar por la calle Los Molinos, en cuya parte final existe un granja que bordearemos recorriendo un camino de tierra hasta alcanzar la carretera N-420, es aproximadamente el km. 6’6 de nuestra ruta.

En este punto, nuestro recorrido continua por nuestra derecha continuando por el camino de tierra que pasa  justo detrás de una estación de servicio y que nos conduce, 600 m. más adelante, hasta las inmediaciones de un centro residencia, punto en el cual tomaremos un pequeño sendero que sale justo enfrente de nosotros y gracias al cual conseguiremos bordear la denominada Sierra de la Horca, permitiéndonos de esta manera apreciar la orografía característica de esta zona y contemplar desde todos sus puntos los cuatro blancos molinos que coronan sus cerros.

Sólo tras recorrer 2 km. más, nos separaremos de nuestro sendero para acercarnos al más emblemático de todos los molinos de la población, el molino Parra, antiguamente conocido como Maritornes, y junto al cual existe un punto geodésico y un mirador apropiado para apreciar la belleza de la inmensidad manchega, así como sus campos llenos de color y textura fruto del esfuerzo de los habitantes de esta tierra.

Molino Parra

Después de contemplar la grandeza de estos paisajes y el porte de sus molinos, volvemos unos metros más abajo retomando el sendero que habíamos abandonado y que nos permitirá completar el recorrido alrededor de esta sierra, hasta que en el km. 10’6 de nuestra ruta lleguemos a un camino principal, el cual tomaremos para iniciar el descenso hasta la población situada a unos 700 m. de este punto.

No obstante, antes de finalizar este tramo hay que señalar la existencia de un ramal opcional de unos 500 m de longitud que nos permitirá acercarnos desde el denominado molino Parra hasta las inmediaciones de los otros tres molinos que coronan estos cerros.