Formado por calles estrechas y pronunciadas pendientes, el Barrio del Albaicín es uno de los rincones más bellos de Campo de Criptana.
Pasear por este barrio ‘teñido de blanco y añil’ provoca multitud de sensaciones en el visitante, entre ellas, la de adentrarse en las raíces de este pueblo manchego y saborear parte de su pasado.
Las construcciones que predominan en este barrio son casas típicas manchegas de una sola planta, con fachadas encaladas y zócalos de color añil. La teja curva y las rejas de forja son otras características propias de este barrio plagado de casas-cueva, una especie de viviendas troglodíticas modernas que mantienen la misma temperatura tanto en verano como en invierno. Estas casas-cuevas, que sirvieron de vivienda a las clases humildes, han sido recuperadas para otros usos relacionados con el turismo. Restaurante, museo y hotel rural son algunos de ellos.